En ausencia de una ley apropiadamente reglamentada de partidos políticos, las recurrencias al tribunal electoral para dirimir los conflictos internos de las organizaciones es una tendencia que podría lesionar el funcionamiento de los partidos, base importante de nuestro sistema democrático.
Podríamos encontrarnos ante una situación en que cualquier individuo o grupo desplazado del favor de la mayoría de su organización, alegue incumplimiento normativo para mantener en jaque perpetuo a las instancias de dirección y con ello menguar o paralizar el accionar de formaciones políticas fundamentales para la marcha democrática de la Nación.
Es cierto que la Cámara Contenciosa de la Junta Central Electoral puede y debe ejercer una función de garantía de derecho a la que pueda recurrir cualquier ciudadano miembro o corriente partidaria, pero esos mecanismos judiciales no pueden aceptar convertirse en revisores de los debates de todas las organizaciones y eventos, porque en definitiva es a la mayoría de los miembros de los partidos a quienes corresponde adoptar las decisiones que consideren coherentes con sus intereses.
Además la inconformidad con una decisión o medida no es suficiente para una recurrencia, ya que cualquier demandante debe demostrar que las decisiones le afectan en sus derechos fundamentales. Aquel que abandona los escenarios partidarios, que no presentan alternativas y no participan activa y directamente en los procesos no tiene calidad demandante ante cualquier avance de las organizaciones.
La Convención Nacional Ordinaria de un partido político fundamental no es una estructura que se manda con un acto de alguacil, porque antes que nada representa el sentir y la voluntad legítima de sus miembros. Presentado un caso ante la Cámara Contenciosa, esta puede fallar sobre el mismo pero no limitar la aplicación de prerrogativas dispuestas por sus Estatutos.
La vida de los partidos políticos es una cuestión fundamental a nuestra democracia que, a diferencia de otras naciones del área y más allá, cuenta con organizaciones políticas vibrantes y competitivas.
Ninguna acción judicial, en el terreno que sea, puede atentar contra esa vitalidad, contra esa centralidad de los partidos, independientes y soberanos, en nuestra democracia.
Vuelve el paradigma liberal del PRD
Lo que acaba de culminar en el PRD es la consumación de un profundo proceso que expresa un liderazgo responsable, eligiendo y proclamando a un nuevo Presidente con una base de apoyo plebiscitaria.
No se trata de un liderazgo mesiánico o emocional, como es común en organizaciones opositoras, ni el resultado de una enorme operación clientelista, como hacen los partidos gubernamentales sino de un movimiento sereno, profundo y consistente.
Las irresponsables denuncias de que estamos frente a un proyecto de dictadura de una personalidad olvidan que ha sido precisamente este liderazgo el que ha rescatado las visiones más liberales de la historia del país, proponiendo y logrando un acuerdo para restablecer la no reelección presidencial consecutiva en la Constitución, reelección que tanta descomposición moral y tanto deterioro ético nos ha causado.
El proceso que vive el PRD no puede contenerse ni explicarse con el cinismo reduccionista de los que observan siempre más de lo mismo, o de los que creían que tenían sillas privilegiadas de por vida en los estadios políticos nacionales.
Estamos en un nuevo momento en que no basta con tener un gran pasado, o la capacidad de movilizar abogados y presentar recursos ante tribunales, sino de elaborar posiciones responsables ante las disyuntivas de fondo que afronta el país, a establecer acuerdos de calidad con la gente que les sigue o con los que se alía, y a representar de una manera políticamente correcta los intereses de un colectivo que ha padecido estoicamente el ostracismo del poder.
La Junta Central Electoral no debe ni puede dirigir al PRD
Al PRD deben y tienen que dirigirlo sus miembros, sus estructuras, como la formidable reunión de más de seis mil delegados correctamente sentados y organizados en la Convención Nacional Ordinaria del pasado 19 de julio.
Una reunión de esa dimensión y naturaleza es ya parte de la memoria colectiva de un PRD que inicia su sintonía con los nuevos tiempos que viven nuestra sociedad y el mundo y que ha echado a andar y que no lo parará nadie, ni nada.
El proceso que ha llegado hasta aquí tiene suficiente coherencia como para superar cualquier obstáculo que se le pretenda imponer desde adentro, quizás con el apoyo de los vecinos de enfrente.
E’pal Congreso en el 10 y pa’l Palacio en el 12 que va el PRD. Nada ni nadie lo va a detener, menos ahora que Miguel Vargas le ha informado al perredeísmo y al pueblo que su presidencia está 100 x100 dedicada a llevar al partido a avanzar en las elecciones legislativas y municipales y a triunfar en las presidenciales.
Suriel Diputado Constanza-Jarabacoa 2016-2020.
Posted by Todos Con Suriel on Sábado, 25 de abril de 2015
La judicialización política erosiona la democracia
Rhadamés asegura el país!

Ambiorix Sánchez Síndico 2016-2020!

Eusebio Hernández Regidor!

Juan Manuel Santos tu Regidor!

Pedro Pinales Regidor!

Homero García Regidor

Alexis Victoriano Regidor

Prof. Benjamín Durán Regidor!

Manuel García Regidor

Wady Delgado Regidor!
