Una noticia buena y una mala ofreció este jueves el presidente estadounidense Barack Obama: Chrysler se asociará con Fiat, pero se declara en bancarrota.
Esa fue la estrategia retórica que usó Obama al anunciar el éxito de las conversaciones con la compañía italiana y el fracaso de las negociaciones con los acreedores para aceptar un plan de reestructuración de la compañía.
"Me complace anunciar que Chrysler y Fiat han formado una asociación que tiene grandes posibilidades de tener éxito", dijo el mandatario en una declaración oficial hecha desde la Casa Blanca junto a sus asesores para la industria automotriz.
La asociación dará inicialmente a Fiat el 25% de las acciones de Chrysler, a cambio de que la italiana comparta su plataforma tecnológica para el desarrollo de vehículos de menor consumo de combustible.
Tras la "buena noticias" Obama informó que Chrysler "usará las leyes de bancarrota para limpiar sus obligaciones financieras y así pueda volver a erguirse y ponerse en la vía del éxito".