Con el crecimiento industrial experimentado en este siglo y la proliferación del uso de fuentes de energía no renovables y contaminantes, los daños sobre el ecosistema global y la salud humana como consecuencia de la contaminación también han crecido dramáticamente.
Este modelo industrial no es ecológicamente sostenible en el tiempo y no ha podido satisfacer las necesidades básicas para toda la humanidad. Son muestras de ello la depredación de recursos naturales no renovables para satisfacer el sobre consumo de productos descartables e innecesarios; la producción de bienes generando volúmenes exhorbitantes de residuos tóxicos y la consiguiente contaminación de los ríos, el aire y el suelo; la irreversible extinción de especies; el aumento de la incidencia de enfermedades por causas ambientales y la desaparición de suelos fértiles y productivos dando lugar a enormes desiertos y mayor pobreza. El modelo industrial tal como lo conocemos ha servido para satisfacer algunas necesidades humanas pero también ha dejado una enorme deuda con las generaciones futuras y no ha mostrado ser capaz de satisfacer las necesidades de todos.
Es tiempo para un nuevo paradigma, una nueva revolución en los sistemas de producción, que permita satisfacer las necesidades vitales de todos, sin poner en peligro la supervivencia misma de los ecosistemas del planeta: la producción limpia es uno de los desafíos del siglo 21.
Los sistemas de producción limpia:
- son no-contaminantes a lo largo de todo el proceso,
- preservan la diversidad natural y cultural y
- no comprometen la capacidad de las futuras generaciones de satisfacer sus necesidades.
¿COMO? ESTRATEGIAS PARA PROMOVER LA PRODUCCION LIMPIA
Los gobiernos tienen un papel clave en la promoción de tecnologías más limpias y productos menos agresivos para el ambiente. Sin embargo, muchos funcionarios suponen que la contaminación y el deterioro del hábitat son el precio inevitable del "progreso".
En lugar de establecer medidas destinadas sólo a "controlar" la contaminación, deberían promover normas para prevenirla. Es común implementar "sistemas de tratamiento" -que a menudo crean nuevos problemas ambientales- aplicados al final de los procesos industriales una vez generados los residuos. Los gobiernos deberían desarrollar políticas que favorezcan los productos de vida útil prolongada, las fuentes de energía limpias y renovables, el uso de materiales no tóxicos y reciclables y las tecnologías de producción más limpias.
Existen numerosas iniciativas que los gobiernos podrían llevar adelante:
- Dictar leyes de prevención de la contaminación, que obliguen a las industrias a implementar una plan de reducción de la generación de residuos y de utilización de materias primas tóxicas.
- Garantizar y estimular el acceso público a la información.
Las medidas que reconocen el derecho a la información de los ciudadanos exigen al gobierno a distribuir activamente información en temas tales como las emisiones y los planes de prevención de la contaminación de las industrias, como el contenido de tóxicos de los productos que consumen. Los ciudadanos tiene fácilmente acceso, por ejemplo, a la información sobre los niveles de contaminantes emitidos por la chimenea de una fábrica vecina. Esta información no es sólo un derecho básico de cualquier ciudadano, sino que ha demostrado servir de estímulo para disminuir la contaminación de ciertas industrias y el contenido de ingredientes tóxicos de algunos productos.
Por ejemplo, desde 1986 existe en Estados Unidos una ley a través de la cual las industrias informan de una lista de más de 600 compuestos tóxicos distintos, qué cantidades de cada uno han liberado al medio ambiente o han enviado a una planta de tratamiento. Esta información se publica en forma de inventario y está accesible en formato de libro o a través de una computadora personal. Según los datos que las industrias presentaron a las autoridades de ese país, las emisiones de contaminantes habrían disminuido entre 1988 y 1995 en un 43%
- Implementar políticas para extender la responsabilidad del fabricante de un producto.
Actualmente, el fabricante sólo es responsable de los aspectos relacionados con una parte del ciclo de vida de sus productos. Extender la responsabilidad del fabricante supone que éste sea responsable de los impactos de la extracción de las materias primas que elige, de informar sobre los contenidos del producto o del destino de éste una vez concluida su vida útil.
Estas medidas exigen, por ejemplo, que los productos sean retornables, es decir, que vuelvan al fabricante una vez finalizada su vida útil. Frente a la invasión de productos usados, los fabricantes tienen un incentivo para desarrollar productos de vida más larga, reutilizables, fáciles de reparar y hechos de materiales más seguros que permitan su fácil reprocesamiento.
Hoy se producen objetos que son rápidamente descartados -papeles o plásticos para embalajes-, o que son tóxicos -pilas, pinturas, solventes-, y la responsabilidad de disminuir el daño ambiental recae sobre los consumidores que pagan crecientes impuestos al gobierno municipal para que se ocupe de la basura. Sin embargo, no son los consumidores, sino los fabricantes los que tienen en sus manos rediseñar el producto para solucionar el problema.
- Prohibir o eliminar progresivamente los productos tóxicos.
Estas medidas son básicas para evitar la contaminación. Algunos países ya han avanzado en la eliminación del plomo, el mercurio, el plástico PVC, los pesticidas, algunas pinturas, etc.. - Elaborar planes que faciliten la transición de los trabajadores afectados por el cierre de las industrias sucias.
- Crear Centros de Producción Más Limpia que proporcionen apoyo técnico y proveer fondos para la investigación en tecnologías más limpias.
- Influir en el mercado, favoreciendo el consumo de productos limpios y comprando productos más limpios para uso en las dependencias gubernamentales.
- Establecer líneas de créditos blandos que faciliten la reconversión de las industrias.
- Implementar reformas impositivas que graven la contaminación y el uso de recursos no renovables, generen fondos para la implementación de prácticas más limpias y proporcionen un estímulo económico para dejar de contaminar.
- Detener el vertido (Basta de Vertidos Tóxicos) y la incineración de residuos tóxicos.